Los efectos de la falta de sueño en el cuerpo, la mente y el espíritu

Un buen descanso nocturno es esencial para proteger nuestra salud física y mental. Por desgracia, muchos de nosotros no dormimos lo necesario. Entre el 60 y el 70% de los adultos de todo el mundo aseguran padecer falta de sueño cada mes.
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Dormir 6 horas o menos por noche puede afectar negativamente a nuestra salud mental, física y cognitiva. Incluso puede reducir nuestra esperanza de vida. Descubre aquí cuáles son las formas en las que la privación del sueño puede afectar a tu salud.

Síntomas físicos de la falta de sueño

Nuestro sistema nervioso central (SNC) controla casi todas las funciones de nuestro cuerpo y nuestra mente. El sueño es esencial para que funcione correctamente. Cuando no dormimos lo suficiente, tendemos a desarrollar algunos síntomas físicos.

Los síntomas físicos de la falta de sueño pueden ser:

  • fatiga diurna excesiva
  • somnolencia
  • bostezos frecuentes

Las señales que nuestro cerebro envía a nuestros músculos pueden ralentizarse o deteriorarse por la falta de sueño. Esto provoca dificultades de coordinación y equilibrio, aumentando el riesgo de accidentes y lesiones.

Las alteraciones químicas causadas por la falta de sueño también pueden aumentar nuestro apetito. El sueño afecta a los niveles de dos hormonas esenciales en nuestro cuerpo, la leptina y la grelina. La leptina indica a nuestro cerebro cuándo estamos llenos, y la grelina nos indica cuándo tenemos hambre. Cuando no dormimos lo suficiente, nuestros niveles de grelina aumentan, lo que potencia nuestra sensación de hambre. Incluso una sola noche de privación de sueño puede aumentar significativamente nuestro apetito.

Otro efecto secundario de la falta de sueño en el físico es el desequilibrio de los niveles de insulina. La insulina es una hormona vital en nuestro cuerpo que convierte los alimentos en energía. Cuando no dormimos lo suficiente, esto hace que liberemos menos insulina y disminuye la tolerancia de nuestro cuerpo a la glucosa. Con el tiempo, estas alteraciones pueden provocar resistencia a la insulina, obesidad e incluso diabetes.

La importancia del sueño para nuestro bienestar físico

La naturaleza reparadora del sueño lo hace imprescindible para el bienestar físico general. Un sueño de buena calidad mejora el funcionamiento del sistema inmunitario, ayuda a la reparación muscular y reduce la inflamación. Esto podría ser suficiente para ayudar a cualquiera a levantarse más temprano. Vale, quizá no a cualquiera.

Cuando dormimos, también damos un respiro a nuestro corazón. Por ello, dormir con regularidad puede hacer que nuestro corazón esté más sano y que disminuya el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Las personas que duermen lo suficiente experimentan menos fluctuaciones de las hormonas del hambre. Esto puede evitar que se coma en exceso y facilitar el control del peso corporal. Como el sueño también nos ayuda a regular mejor la insulina, puede reducir el riesgo de enfermedades metabólicas como la diabetes. Esto hace que el sueño sea esencial para cualquier persona que intente mejorar su composición corporal.

Síntomas a nivel cognitivo de la falta de sueño

El cerebro es el centro de control del cuerpo, y cuando su equilibrio se ve alterado por la privación del sueño, podemos experimentar muchos síntomas cognitivos.

Perder el sueño puede dificultar mucho el pensar con claridad. Las consecuencias cognitivas a corto plazo de la privación del sueño pueden manifestarse en formas como el deterioro del juicio, la mala toma de decisiones y el aumento de comportamientos más arriesgados. También puede dar lugar a habilidades motoras más lentas y menos precisas.

Durante las horas que pasamos durmiendo, nuestro cerebro se mantiene ocupado procesando la información del día y formando recuerdos. Saltarse las horas de sueño afecta a nuestra capacidad para aprender y consolidar los recuerdos, y esto dificulta el aprendizaje de nuevas habilidades y el recuerdo de información.

Cuando no dormimos lo suficiente, nos resulta difícil concentrarnos. Esto se debe a que la privación del sueño influye negativamente en nuestra capacidad de prestar atención y utilizar nuestra memoria de trabajo. La memoria de trabajo nos permite retener brevemente la información nueva y es esencial para las tareas diarias.

Las consecuencias a largo plazo de la privación del sueño incluyen un mayor riesgo de deterioro cognitivo, demencia y enfermedad de Alzheimer.

Beneficios del sueño para la salud cognitiva

Los misterios del sueño aún no se han desvelado del todo. Lo que sí sabemos es que nuestro cerebro está muy ocupado procesando información mientras dormimos. El sueño alimenta la creatividad, mejora la resolución de problemas y nos ayuda a concentrarnos mejor en nuestras tareas diarias.

El sueño es también un momento muy importante para que el cerebro haga su limpieza nocturna. Cuando dormimos, el cerebro produce sustancias químicas que eliminan los residuos celulares y reparan las conexiones. Esto nos permite absorber mejor la información, formar recuerdos e incluso puede proteger a nuestro cerebro del deterioro cognitivo relacionado con la edad.

Un cerebro bien descansado rinde mejor en casi todas las tareas cognitivas. El sueño es un elemento esencial para el rendimiento cognitivo eficaz y el funcionamiento diario.

Meditar con regularidad puede mejorar la calidad y la cantidad de sueño reparador que se obtiene cada noche y potenciar la función cognitiva, incluso en personas con deterioro cognitivo.

Señales emocionales de la falta de sueño

La falta de sueño puede afectar a nuestro estado de ánimo de varias maneras. El aumento de la respuesta al estrés y los cambios fisiológicos derivados de la falta de sueño pueden provocar una elevada reactividad emocional y dificultades para regular los sentimientos. Esto puede hacer que estemos de mal humor, tristes, irritables o incluso enfadados al afrontar el día. 

Dormir mal también puede agravar los síntomas de la depresión y la ansiedad. Incluso puede suponer un mayor riesgo de desarrollar un trastorno del estado de ánimo. Un estudio realizado con más de 10.000 adultos descubrió que las personas con insomnio tenían cinco veces más probabilidades de desarrollar una depresión.

Beneficios emocionales del buen sueño

La relación entre el sueño y las emociones es bidireccional. Las emociones no solo tienen el poder de interrumpir nuestro sueño, sino que un sueño adecuado nos ayuda a afrontar las emociones y el estrés en nuestra vida de vigilia.

El sueño de calidad se asocia a la reducción de los casos de depresión y suicidio. El sueño regula nuestras respuestas al estrés y previene la aparición de la ansiedad. Y también mejora nuestra inteligencia emocional; los que duermen bien son capaces de identificar mejor las emociones de los demás.

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